Términos como ansiedad o estrés están hoy a la orden del día. Nuestro ritmo de vida, la presión social y la poca tolerancia a la frustración/malestar de nuestra sociedad, son el caldo de cultivo perfecto para una de las mayores epidemias de nuestro tiempo: «los problemas emocionales y de ansiedad».
Si tienes problemas de ansiedad o conoces a alguien que lo sufre este es tu artículo. Lo primero que tienes que saber es que: «No, la ansiedad no siempre es una emoción problemática que hay que evitar o eliminar a toda costa»; «Que tengas ansiedad con frecuencia no significa que seas débil, que no aguantas el ritmo de la vida o que tengas que renunciar a muchas situaciones».
Son muchas las personas, y más las que saben lo duro que es experimentar un problema de ansiedad, las que desearían hacer desaparecer para siempre esta emoción de sus vidas. De hecho, muchos de nuestros clientes cuando acuden a nuestra consulta nos piden que les ayudemos a: «Dejar de tener ir ansiedad».
Tanto a ellos como a ti, os ayudará saber que la ansiedad es una emoción necesaria y útil. La ansiedad, el miedo o el estrés (aunque son términos técnicamente diferentes) son emociones sanas y necesarias para todos los seres humanos. De hecho, son las responsables de nuestra supervivencia en situaciones de peligro y de nuestra adaptación y superación en situaciones novedosas.
Cuando tu cerebro percibe un peligro (real o imaginario), automáticamente se pone en marcha un sistema de alarma; se activa una parte de tu sistema nervioso, que provoca diversos cambios fisiológicos con los que tu organismo se prepara para afrontar el peligro.
¿Pero entonces qué es lo que me pasa?, ¿Por qué siento ansiedad incluso aunque no haya nada que me haga sentir en peligro?
La ansiedad, el estrés o el miedo se convierten en un problema, e incluso generan el efecto contrario para los que están diseñados (nos bloquean, nos hacen rendir mal o cometer errores en la toma de decisiones, etc.), cuando nuestro sistema de alarma comienza a dar fallos y se dan alguna o varias de las siguientes situaciones:
- Cuando salta constantemente y experimentamos estas emociones con demasiada frecuencia en nuestra vida, ya sea porque está mal calibrado (p.e ansiedad por viajar en autobús) o porque existe una presión real de nuestro entorno (p.e profesiones peligrosas o con mucha responsabilidad)
- Cuando al saltar genera una respuesta de alarma y malestar en un grado de intensidad extremo, sin que exista un peligro externo que la justifique (p.e un ataque de pánico al sentir que mi corazón se acelera).
- Cuando evitamos o dejamos de hacer cosas por miedo a que salte.
¿Qué ocurre si comenzamos a evaluar como extremadamente peligrosas situaciones de la vida cotidiana como: coger el metro para ir al trabajo, cruzarnos con el perro de un vecino, conducir el coche, montar en avión, hablar en público o con desconocidos, montar en ascensor o ir de compras a unos grandes almacenes, etc? ¿Qué ocurre cuando vemos peligros dónde no los hay o cuando la reacción que tenemos es desproporcionada e inesperada? Es en estos casos cuando comenzamos a hablar de «problemas de ansiedad» y tendremos que reaprender a gestionarla (recalibrar nuestro sistema de alarma).
Una segunda cosa que queremos que sepas es que esta reacción de alarma (ansiedad) nunca es peligrosa. Nunca nadie en ningún lugar del mundo se ha muerto, ha enloquecido, ha perdido el control o se ha desmayado por ansiedad. Los estudios que se han realizado parecen demostrar que las sensaciones de ansiedad en sí mismas son inofensivas.
¿Pero entonces porque relacionan el estrés y la ansiedad con problemas cardiovasculares, ulceras, etc.? La ansiedad en sí misma es completamente inofensiva, sin embargo mantener una situación de estrés y ansiedad cronificada en el tiempo si puede generar consecuencias para la salud a largo plazo.
Pero entonces, ¿Qué tiene de adaptativo sentir ansiedad? La ansiedad puede proporcionar a la persona un grado óptimo de activación que le ayude a mejorar su rendimiento.
La ansiedad se manifiesta de tres formas:
-lo que pensamos,
-nuestras sensaciones fisiológicas
-nuestros comportamientos.
Con nuestros pensamientos interpretamos la situación, de forma que si esta es evaluada como un peligro se ponen en funcionamiento determinadas reacciones fisiológicas que nos ayudan a reaccionar de una forma determinada, por ejemplo, huyendo del peligro.
Por tanto, si quieres mejorar tu calidad de vida, afrontar mejor algunas situaciones y cuidar tu salud tienes que poner a raya tu problema de ansiedad. Ya que lo último que tienes que saber, y es lo más importante, es que los tratamientos psicológicos que existen en la actualidad para los problemas de ansiedad han demostrado ser efectivos y pueden ayudarte a superarlo, trabajando los tres niveles de respuesta:
- ¿Cómo interpreto el mundo me rodea? ¿Demasiados peligros? ¿Demasiado control o perfeccionismo?
- ¿Cómo manejo mis respuestas fisiológicas y emocionales? ¿Qué hago para relajarme? ¿Cómo de acelerado voy por la vida?
- ¿Evito o huyo de la situaciones que me generan ansiedad? ¿Eso me hace mas fuerte o más débil frente a la ansiedad? ¿Cuánto limita mi vida? ¿Cómo puedo hacer frente a mis miedos?
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Psicóloga Colegiada (Nº COL: M-18213)