Nuestra experiencia trabajando con grupos, con managers y líderes, no solo como formadores o en procesos de Coaching sino también como trabajadores en un equipo, nos ha aportado una clara visión acerca de la necesidad de invertir en el desarrollo de personas, tanto en pequeñas empresas como en grandes organizaciones.
En demasiadas ocasiones hemos visto, e incluso hemos vivido, como equipos, en los que tanto el líder como sus miembros tenían una alta cualificación técnica para el desarrollo de su puesto, han «fracasado» a la hora de rendir como se esperaba; suponiendo un enorme freno para el desarrollo de sus miembros, tanto a nivel laboral como personal, y un elevado coste para la propia organización.
En un escenario laboral, si bien las «habilidades técnicas» son importantes, también entran en juego otras muchas variables para las que a veces no estamos tan preparados. Habilidades de comunicación, de relación, de dar y recibir feedback, de delegar, de supervisar…se convierten en factores clave tanto para nuestro rendimiento como para nuestra motivación y satisfacción laboral. También entran en juego las emociones, el estrés, el autoconcepto, nuestra percepción de la realidad e incluso nuestros valores, llegando en ocasiones a sentirnos juzgados como personas cuando recibimos feedback sobre estos aspectos.
El trabajo es un lugar en el que pasamos gran parte de nuestras vidas, en el que ponemos nuestras expectativas y nuestras frustraciones. ¿Por qué, en cambio, abordamos con tan baja frecuencia las emociones que nos genera nuestro trabajo, nuestro jefe, nuestros empleados, nuestros clientes,…?
Un líder eficaz, un equipo comprometido, una empresa flexible, objetivos comunes, etc., se han convertido en claves para el éxito laboral y empresarial.
Pinchando aquí os dejamos nuestro granito de arena. Un dossier en el que podéis echar un vistazo a nuestros servicios en este área.
«Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida», Confucio