La tristeza o el bajo estado de ánimo son emociones «normales» que todos experimentamos. Sentir tristeza como respuesta a muchos de los cambios vitales o pérdidas importantes de nuestra vida es una reacción sana, que cumple una función. El «desánimo» y estar «tristes» nos invita a «pararnos» para elaborar, afrontar y recuperarnos emocionalmente.
La pérdida o enfermedad de personas queridas, los problemas o rupturas de pareja, los problemas laborales y/o familiares, etc., generan periodos de tristeza o bajo estado de ánimo más o menos pasajeros. Sin embargo, en algunas ocasiones nos quedamos atascados en este proceso, en el dolor, en los problemas, sin saber cómo afrontarlo, llegando incluso a creer que no hay nada que esté en nuestra mano para mejorar la situación y sentirnos mejor. Es entonces cuando comienza un cambio emocional, cognitivo y conductual más profundo y la nube oscura de la Depresión llega para quedarse.
Según la OMS, la depresión afecta a cerca de 121 millones de personas en todo el mundo, sin embargo, solo un 25% de ellas recibe tratamiento adecuado. Con este artículo queremos contribuir a que conozcas mejor sus síntomas y, de esta forma, puedas saber cuándo pedir ayuda para ti o para alguno de tus seres queridos.
Las principales señales de alarma, a las que debemos estar atentos son:
– Nuestras emociones cambian: puede que tengamos muchas ganas de llorar, notemos tristeza o vacío, desinterés o dificultades para disfrutar con las cosas que antes hacíamos. A veces pueden aparecer otros sentimientos desagradables como irritabilidad o ansiedad.
– A nivel físico: suelen producirse cambios como cansancio continuo y excesivo, pérdida o aumento de apetito, problemas de sueño, tensión muscular, opresión en el pecho, disminución del deseo sexual, etc.
– Cambia nuestra forma de pensar: sobre nosotros, nuestro futuro y el mundo que nos rodea. Tendemos a ver el lado oscuro de las cosas. Solemos pensar mal acerca de nosotros mismos, nos desvalorizamos y no culpamos por muchas de las cosas que hicimos. Nuestra autoestima se reduce significativamente. El mundo nos parece un lugar hostil y absurdo en el que vivir. No entendemos la vida ni porque suceden las cosas. Podemos pensar que los demás no nos tienen ningún aprecio y que incluso nos rechazan. El futuro se percibe como un callejón sin salida.
– Cambia nuestro comportamiento en consonancia con nuestros sentimientos y nuestros pensamientos. Todo comienza a costarnos un gran esfuerzo y a producirnos una baja gratificación. Comenzamos a aplazar y a abandonar actividades, ocio y responsabilidades. Cualquier excusa nos empuja a cancelar esa reunión con amigos o esa comida familiar. Esto nos hace sentirnos peor y entramos en un círculo del que salir cada vez resulta más complicado. Tendemos a ir reduciendo nuestras actividades; nos volvemos más pasivos y la inercia nos domina.
Recuerda, la depresión se alimenta en su círculo vicioso de dos factores principalmente: tus gafas negativas al mirar el mundo y tu inactividad. Por ello, los principales tratamientos psicológicos para superarla te ayudarán a romper el círculo, desprendiéndote de esas gafas oscuras que te impiden ver con objetividad la realidad y recuperando tu nivel de actividad. Salir solo, en la mayoría de las ocasiones es muy complicado por lo que te animamos a pedir ayuda tanto de familiares como de profesionales.
Por último os dejamos un video, realizado por la OMS, que nos ayudará a entender mejor que sienten las personas con depresión.
Zaloa Gómez (Psicóloga)
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